En la mañana del 18 de noviembre tomamos un bus a Alishan, una ciudad en lo alto de las montañas de Taiwan. El viaje en bus duró 3 horas y media. Cuando llegamos a Alishan nos enteramos que el alojamiento era escandalosamente caro. Los muchachos en el centro de información tuvieron la amabilidad de encontrar un campamento para nosotros, pero estaba muy lejos. Mientras pensábamos qué hacer, conocimos a otro mochilero que ya había preguntado en la mayoría de los hoteles y descubrimos que no solo todo era caro, sino que la mayoría de ellos estaba completamente lleno. La última alternativa… la iglesia católica en la ciudad aparentemente tiene algunas habitaciones. Los tres nos dirigimos allí y, efectivamente, encontramos un alojamiento básico y semi asequible para pasar la noche.
Luego fuimos a dar un paseo por el parque. Visitamos varios lugares, incluidos algunos templos, y caminamos por un bonito bosque.
En la noche, el parque muere, casi no podemos encontrar un lugar para comer; todo cierra a las 8:00 p.m. Éramos los últimos clientes en el único restaurante abierto hasta las 8:30 p.m.
La razón por la que llegamos a Alishan fue porque es un lugar muy popular y tradicional para ver el amanecer en Taiwán… vamos a ver que nos toca!
El 19 de noviembre nos levantamos a las 4:00 a.m. para tomar el primer tren que sube al lugar para ver el amanecer. Llegamos a la cima, caminamos durante unos 20 minutos y encontramos el lugar. Tengo que decir que nuestra suerte sigue siendo muy mala cuando se trata de amaneceres… ¡mira las fotos! Había muchas nubes y no pudimos ver el sol.
Como quisimos esperar a que despejara un poco la mañana, perdimos el último tren y tuvimos que regresar caminando hasta el hotel… allí recogimos nuestras mochilas y nos fuimos a la estación de buses para ir a Fenchihu. En la estación de buses nos encontramos con un par de chicas taiwanesas que nos ayudaron a conseguir el boleto de bus y siempre nos estaban cuidando.
Nos bajamos del bus con ellas en Fenchihu, nos ayudaron a buscar un hotel e incluso nos negociaron un buen descuento. ¡Tenemos una hermosa habitación con vista! Luego fuimos a caminar con ellas y nos mostraron todas las especialidades culinarias de la zona, probamos casi todo en el menú. Almorzamos un fiambre que es muy tradicional en esta zona del país. Y de postre lo mejor… ¡las donas fritas estaban de morir!
Alrededor de las 2:30 pm nuestras amigas taiwaneses se fueron en el tren a Tainan, su ciudad natal. Nosotros nos quedamos en Fenchihu caminando y disfrutando del paisaje!
El 20 de noviembre caminamos un poco más por la ciudad. Encontramos una pequeña casa tradicional que se convirtió en un museo, en donde Carlos pasó un buen rato tomando fotos.
Salimos de Fenchihu en el tren de las 2:30 p.m. El viaje en tren es hermoso, el descenso es empinado pero tranquilo.
Llegamos a Tainan en la tarde.